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Muy difícil bajar los impuestos a mediano plazo en México

Debido a los altos niveles de evasión y elusión fiscal en el país y a la situación económica mundial, es muy complicado pensar en reducir los impuesto

Escrito en Celaya el
Muy difícil bajar los impuestos a mediano plazo en México

Una baja de impuestos en el país se ve muy difícil en el mediano plazo, sobre todo porque los niveles de evasión y elusión fiscal continúan elevados, aseguró el director general de Standard and Poor’s (S&P) en México, Víctor Manuel Herrera.
“No veo muy factible que se bajen los impuestos en el mediano plazo si no se sube la contribución de aquellos sectores que no están pagando lo que deben”, aseguró en entrevista.
Recientemente, el secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray, afirmó que si las finanzas públicas lo permiten, se podría considerar para 2016 una reducción en las tasas de los actuales impuestos.
Sin embargo, el representante de la calificadora reconoció que México sigue sin ser un buen pagador de impuestos y que su captación tributaria se mantiene como una de las más bajas en el mundo.
“Actualmente la contribución es de alrededor de 10% del Producto Interno Bruto (PIB) y aún cuando pudiera subir a 11 o 12% estamos lejos de países comparables, que están cercanos a 18%. Si evitamos la evasión y la elusión en el futuro y se hace que más gente pague, entonces si se podría considerar una baja”, comentó.
Respecto a un cambio en la perspectiva o la calificación soberana del país, el directivo consideró que por el momento mantendrán la cautela para esperar los resultados de la implementación expedita de las reformas estructurales.
Si los resultados son exitosos, dijo que en 2015 podrían hacer un anuncio al respecto. Actualmente la nota crediticia que le otorga Standard and Poor’s a México es de BBB+ con perspectiva estable.
- ¿Cómo se vislumbra el panorama económico de México en este 2015, considerando el actual contexto de mercados volátiles, principalmente en el tipo de cambio y el petróleo?
—La situación para los mercados emergentes se complica, porque si uno observa, el dólar se ha apreciado y eso ha causado una depreciación en prácticamente todas las monedas, incluso de divisas de países desarrolladas como el dólar canadiense o el propio euro. Los mercados emergentes tienen ese impacto de mayor medida y se hace mucho más profundo con el impacto en la caída estrepitosa de los precios del petróleo.
Vamos a tener mercados muy volátiles en los siguientes meses, todavía no sabemos si esta volatilidad de los precios del petróleo va ser solamente de unos meses o si va ser algo más duradero, además, tenemos malas noticias de Europa.
Pero dentro de todo, México no se encuentra en tan mala situación, hemos estado dependiendo muchos años del desempeño de la economía de Estados Unidos y esta se ve muy bien, principalmente en el sector manufacturero que tiene buenas perspectivas, y si ahí le va bien al país vecino, también le va bien a nuestra nación.
Que tengamos un tipo de cambio sumamente depreciado nos lleva a algunos problemas de inercias inflacionarias, pero por otro lado, se vuelven más competitivos los sectores de la manufactura y la exportación.
Aunque sí será un año difícil, estamos viendo que México puede crecer alrededor de 3%, que es mucho más de lo que avanzó en 2013 y 2014, y comparado con otros mercados emergentes, la situación no es tan de desventaja para el país.
- Las autoridades afirman que los ingresos petroleros están garantizados en 2015 por la compra de las coberturas petroleras, ¿pero qué hacer hacia delante si los precios del petróleo continúan su actual tendencia? ¿Esto es un reto para las finanzas públicas, si consideramos que un 30% de los ingresos presupuestarios provienen de esa fuente?
—A nivel macroeconómico el petróleo es una exportación secundaria, porque somos un país manufacturero, así que México podría dejar de vender petróleo y no afectaría en gran medida, pero sí pegaría al presupuesto federal porque todavía hay una gran dependencia de los precios del crudo. Sin embargo, hay un efecto positivo porque hoy la gasolina en México está más cara que en Estados Unidos, entonces pasamos rápidamente de dar subsidios a la gasolina a ahora pagar un impuesto por su consumo y eso de alguna manera amortigua la caída del precio del petróleo y los ingresos que se pudieran ver afectados por el actual contexto.
México ya tiene experiencia de precios bajos del petróleo y lo que el gobierno federal ha hecho son recortes al gasto público, particularmente en obra pública, difiere inversiones en ese segmento.
En esta ocasión podrían no diferirse, sino quizás concesionarse algunas, como las obras de la supervía o el segundo piso; es decir, buscar alternativas para estas obras y no ser fondeadas por el gobierno. Si el escenario fuera muy extremo, como lo que hemos vivido en otros tiempos, entonces podríamos ver un diferimiento en el gasto de obra pública para mantener el déficit público lo más pequeño posible.
- ¿Debilita el actual precio del petróleo las pretensiones que había sobre la reforma energética?
—En algunos proyectos sí se pueden ver afectados algunos planes, sobre todo en aquellos donde el precio de equilibrio es un precio mayor al que hoy observamos, de 60 dólares por barril, por ejemplo. Ahí obviamente lo van a pensar dos veces, pero muchos de los campos de México están en 20 dólares de costo por barril extraído que continúan siendo competitivos, incluso en las cotizaciones actuales.
Hay proyectos que son caros y con un costo de producción muy alto que pueden verse afectados, pero afortunadamente no son muchos en México.
- La cobertura petrolera no protege la recaudación federal participable. ¿En ese sentido, las entidades federativas no serán vulnerables a este contexto de precios bajos del petróleo?
—Consideramos que no es apropiado que las entidades federativas estén presupuestado ingresos provenientes del precio del petróleo porque hay volatilidad y las finanzas públicas estatales están expuestas en un entorno como el que estamos viendo.
Si este contexto se prolonga más, como lo vimos en 2009, año en que la recaudación federal cayó y como consecuencia las participaciones de las entidades también, entonces si van a requerir mayor disciplina a las entidades para enfrentar un escenario de menores recursos.
- ¿Y en un año electoral, cuando típicamente las entidades incrementan su gasto, no será difícil alcanzar esa disciplina? ¿No hay el riesgo de que incurran en otras fuentes de financiamiento, como la deuda?
—Con un escenario de transferencias en caída sería un acreedor irresponsable quien preste bajo esas circunstancias, porque si baja el ingreso participable difícilmente van a financiarlo a través de la banca, ya que ellos ven como fuente de pago las participaciones, así que lo más probable es que aunque sea un año electoral, no se dé un mayor gasto.
- ¿Este contexto es una buena llamada para que todos los órdenes de gobierno busquen otras fuentes de recursos y depender menos del petróleo?
—Si, es bueno que esto suceda para que la gente se dé cuenta de que necesitamos tomar medidas para depender cada vez menos de un producto cuyo precio es muy volátil.
Hoy no hay ninguna estimación que sepa por dónde estará el precio del petróleo en siete u ocho meses en la que se pueda confiar ciegamente. Hay gente que piensa que puede estar en los 40 dólares por barril, pero si la OPEP ya dijo que puede caer a 20 dólares queda claro que no podemos estar muy dependientes de este recurso.
Dentro de todo el escenario negativo, hay algo positivo. Cada vez importamos más gasolinas, entonces esas bajan de precio, y por lo tanto no es mal momento para invertir en energía.
- La encuesta del Banco de México recurrentemente revela que la inseguridad es un obstáculo para el crecimiento económico. ¿Para Standard and Poor’s, además de frenar la actividad, qué tanto merma a las inversiones?
—Siempre es una posibilidad, pero no hemos visto algo que se haya materializado. Hay sectores que se han visto expuestos, como el turismo en Guerrero. Es un sector donde ya se vio un impacto, pero todavía no vemos que haya una merma en la producción, en las manufacturas de exportación, que es el motor más importante de la economía mexicana.
A nivel regional sí tiene un impacto importante, pero todavía no se ve un golpe en las cifras de la economía y lo más probable es que no se vaya a dar en un futuro inmediato. Pudiera haber una disminución de los flujos de inversión, pero más como un costo de oportunidad que se paga por tener un ambiente de inseguridad.
En inversión nacional estamos muy lentos y la inseguridad podría ser un factor que demore algunas decisiones, pero en las cifras grandes de la economía todavía no se ve un impacto.
- Sobre los presuntos casos de corrupción y conflictos de interés al interior de funcionarios del gobierno, ¿qué tanto afecta la percepción?
—Es algo que afecta la percepción sobre todo de un país como destino de inversiones. México ha sufrido este mal desde hace muchos años, es algo en lo que hay que trabajar para mejorar la transparencia. Este tipo de situaciones dan lugar a que se implementen nuevas reglas y leyes para evitar futuros conflictos.
- A un año de que entró en vigor la reforma hacendaria, ¿qué balance tiene de ella y la perspectiva de la recaudación tributaria?
—A pesar de que no nos pueda gustar pagar más impuestos, la verdad es que ha habido un aumento en la recaudación por parte del gobierno federal y este año se espera que continúe esa tendencia. Quizás no fue la más idónea ni la mejor para estimular el consumo interno, pero si ha tenido un impacto positivo en las finanzas públicas del gobierno federal y vamos a ver este efecto crecer durante este año con las medidas que se implementarán a partir de enero. A largo plazo sí vamos a tener que trabajar como país en un esquema que fortalezca más las finanzas públicas, pero lo aprobado hace dos años dio algunos pasos positivos en cuanto a la recaudación.
- El secretario de Hacienda dijo que se podría considerar una baja de impuestos a partir de 2016, si las finanzas públicas lo permiten. ¿Ve factible este escenario?
—Solamente que la recaudación de impuestos por otras vías aumente, porque México es todavía uno de los países calificados con una menor cantidad de contribución tributaria con respecto al PIB, apenas de 10%. Si bien podría subir a 11 o 12%, aún está lejos de países comparables que están alrededor de 18%. Si evitamos la evasión y la elusión en el futuro y más gente paga los impuestos que deben realizar entonces si se podría considerar una baja, pero aun así México no es un buen pagador de impuestos, no somos buenos declarando nuestros ingresos y por eso la mejor manera de recaudar es haciéndolo a través del consumo, como el IVA.
No veo muy factible que se bajen los impuestos en el mediano plazo si no sube la contribución de los sectores que no están pagando.
- ¿Y para ustedes es buena señal que el secretario diga que se podría contemplar una disminución, cuando una debilidad que recalcan las calificadoras es la baja recaudación tributaria de México?
—En este momento hablamos de que sí subió la recaudación el año pasado y que esta tendencia continuará este año. Quizás podamos fortalecer el aumento de la contribución fiscal en los años venideros, de manera que permitan la reactivación del mercado interno, pero de lo contrario se ve difícil que bajen los impuestos, porque entonces tendríamos un retroceso.
- Y siendo realistas ¿hay posibilidades de una mejora en la calificación o la perspectiva de México en este 2015?
—Si comparamos a México con Brasil, Rusia o la India, estamos en una situación privilegiada. A veces no lo vemos así porque nos toca ver los problemas del país día a día, pero estamos en una situación más fuerte siendo países con la misma calificación.
Lo que hemos dicho es que pudiéramos dar un movimiento en el ciclo positivo de las calificaciones vía perspectiva o incluso de la nota si se hace una implementación expedita de las reformas. Van por buen camino, y aunque acontecimientos como la caída en el precio del petróleo pudiera llegar a tener un diferimiento en las inversiones importantes de la reforma energética, también estamos conscientes de que ese capital iba a tardar en llegar dos o tres años. Pero si entramos en un ciclo positivo en competitividad, y eso detona en un cambio, podríamos mover la perspectiva o hasta la calificación.
- Por el momento, ¿prefieren la cautela?
—Durante 70 años no se hicieron reformas, tampoco sería realista decir que las cosas van a cambiar en seis meses. Tenemos que ver cómo se van dando estos cambios y cómo se implementan. Hay señales alentadoras, pero tenemos que darle tiempo al tiempo.

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