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¡El avión, el avión!

Éste no es un aeropuerto cualquiera es, en realidad, una de las grandes atracciones de San Martín, una pequeña isla de 88 kilómetros cuadrados.

Escrito en Irapuato el

Éste no es un aeropuerto cualquiera es, en realidad, una de las grandes atracciones de San Martín, una pequeña isla de 88 kilómetros cuadrados, destino predilecto de los cruceros que recorren el Caribe.
El paisaje está dividido por la calle Beacon Hill. De un lado la pista de aterrizaje del Aeropuerto Internacional Princesa Juliana. Un enorme letrero sobre el enrejado advierte sobre las “fatales” consecuencias de ser empujado por la corriente de las turbinas.
Al otro lado del camino, Maho Beach presume sus playas de arena suave y su mar sereno de increíbles tonalidades entre el azul y el turquesa.
Cientos de turistas buscan una pequeña parcela para instalar su pareo. Si corren con suerte, encuentran algún camastro desocupado.
Una vez embadurnados de bronceador, con cerveza o piña colada en mano, esperan el siguiente Airbus A330, Airbus A320, Boeing 757, Boeing 737...
Conforme los aviones se aproximan, cámaras y dispositivos móviles se alistan para no perder la toma.
Los niños esperan ansiosos a que la corriente de las turbinas los impulse mar adentro, junto con una que otra gorra, toalla o sandalia de los adultos distraídos.
Donde Francia hace frontera con Holanda
El aeropuerto no es la única curiosidad de San Martín. En su territorio uno puede cruzar a pie, en un abrir y cerrar de ojos, de tierras francesas a holandesas.
Por pequeña que parezca, la isla fue motivo de disputa y sus fronteras reconfiguradas 16 veces. Hoy la mayor parte, 53 kilómetros, le pertenece a Francia.
Más allá de idiomas y monedas oficiales, banderas y letreros de bienvenida, las diferencias entre una parte y otra son sutiles. El inglés y el dólar son el caballito de batalla para este destino, que recibe más de un millón de turistas al año.
Durante una visita relámpago, como las que suelen hacerse en itinerario de crucero, las paradas imprescindibles en Marigot, capital de la parte gala son el fuerte San Luis, con una increíble vista de la bahía, y alguno de los cafés situados a unos cuantos metros del muelle, que dan a este sitio un aire de la Costa Azul, pero con acento caribeño.
Salir del centro de Philippsburg sin un reloj, collar o piedra preciosa impecablemente montada en un anillo o alguna comprita bien justificada por el “duty-free” es casi imposible.

PARA SABER MÁS

La ruta
Muchas de las grandes navieras hacen parada en San Martín. Uno de los cruceros más recomendables en relación calidad-precio es Norwegian Getaway. Su itinerario de 7 días por el Caribe va por Miami, San Martín, Isla de Santo Tomás y Nassau.

Trago playero
El punto de reunión en Maho Beach es Sunset Bar & Grill, el clásico bar de playa a tope de gente donde hay cientos de opciones para beber. Deberás tener paciencia con el servicio.

El recuerdito
Para comprar souvenirs el mejor lugar es el mercado tipo coyoacanense que se instala diariamente al lado del muelle de Marigot. La oferta es la de siempre: gorras, playeras, imanes, bolsos...

Con sabor
Si quieres llevar contigo algo emblemático de la isla, compra el licor Guavaberry, elaborado a base de ron y guayabillo, un fruto local.

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