Buscar

Clinton promete abrir archivos del Área 51

En su campaña electoral, Clinton prometió que si gana la presidencia dará a conocer los documentos de la base militar Área 51, mismos que tratan la vida extraterrestre.

Escrito en León el
Clinton promete abrir archivos del Área 51

Los teóricos de la conspiración tienden a arracimarse a la izquierda y a la derecha del espectro político, por lo que quizá Hillary Clinton atraiga al menos a unos cuantos votantes tanto del campo de Donald Trump como del de Bernie Sanders, gracias a su reciente compromiso de dar a conocer los documentos sobre la célebre Área 51, la base militar súper secreta en Nevada.

Algunos de los críticos de Clinton han expresado la duda de que, ya que ese compromiso lo ha hecho en foros como el programa nocturno de Jimmy Kimmel, solo tiene la intención de desviar la atención de su correo electrónico y de sus discursos en Goldman Sachs. Pero entre el electorado en general, sin duda alguna se han de haber encendido las antenas de los buscadores de ovnis _ las encuestas señalan que más de la tercera parte de la población de Estados Unidos cree en los extraterrestres _ cuando escucharon a la candidata presidencial hablar efectivamente del Área 51.

Sospechando que ahí se esconden secretos profundos _ en forma de extraterrestres capturados vivos (o muertos), naves espaciales procedentes de otros planetas estrelladas en el nuestro y armas futuristas _, los creyentes acérrimos en los ovnis han presionado desde hace mucho tiempo para que el gobierno hable con franqueza sobre ese sitio, establecido en 1955 como anexo del sitio de pruebas de Nevada de la Comisión de Energía Atómica. La historia oficial _ que el Área 51 ha sido utilizada para actividades secretas, como probar el prototipo del avión espía U-2 y otras naves experimentales _ les parece a estos fanáticos una simple cortina de humo, sospecha alimentada por la negativa del gobierno de siquiera reconocer la existencia del establecimiento hasta 2013, cuando se dio a conocer un reporte confidencial.

En el documento no hay menciones a los extraterrestres, por supuesto. ¿Qué más iban a decir los líderes estadounidenses, que bien podrían ser extraterrestres también?

El número de personas obsesionadas con el Área 51, al grado de que se desinteresan por otros temas, probablemente no sea suficiente para cambiar el resultado electoral más que en uno que otro distrito. Pero la fascinación por las historias de encubrimiento de extraterrestres toca una fibra más profunda. Quizá sea diferente para el 0.1 por ciento en la cima de la pirámide (el ojo que irradia en el reverso del billete de un dólar), pero para la mayoría de la población, el mundo es un lugar confuso, complicado y perturbador en que podemos sentir una desalentadora falta de control.

A veces uno sospecha que falta una de las piezas del rompecabezas, o que está colgada frente a nosotros pero penosamente fuera de nuestro alcance. Podemos ir tirando sin ella, como la mayoría de la gente trata de hacer, o bien, podemos poner la mente a toda velocidad, haciendo una conexión tras otra, armando un orden oculto: una conspiración tan inmensa que acaba siendo más enrevesada y complicada de lo que trata de explicar.

La verdad está por ahí o está aquí. Si abrimos las puertas del sanctasanctórum _ ya sea el Vaticano, la Reserva Federal, las logias masónicas o del Área 51 _ veremos que de pronto todo cae en su lugar y cobra sentido.

Los maestros del oficio (llamémosle oficio al arte de tejer conspiraciones) pueden encontrarse ya en el siglo XVIII, afanados en escribir tratados y tomos en los que llegan a la conclusión de que la revolución francesa fue urdida por francmasones coludidos con los Illuminati de Baviera. La hipótesis fue creciendo rápidamente para incluir también a los rosacruces, a los caballeros templarios, los cátaros y los cultos religiosos del antiguo Egipto, ingredientes todos a los que Dan Brown dio un uso muy lucrativo en “El código Da Vinci”. Se decía que todos eran agentes de una historia mundial secreta que había estado desarrollándose tras bambalinas durante siglos, mientras las masas se distraían como niños con juegos de sombras.

De Europa, esta telaraña de memes se difundió hacia Estados Unidos, donde la existencia de logias masónicas despertó las sospechas de un complot de los Illuminati para entregarle al país a Francia, país rebosante de filósofos de la ilustración de creencias ateas y costumbres cosmopolitas: los primeros humanistas laicos.

Protegido en su capullo, este estilo de pensamiento _ el “estilo paranoico”, como memorablemente lo llamó el historiador Richard Hofstadter _ llegó intacto hasta los tiempos modernos, con el nexo del mal desplazándose hacia la Unión Soviética, la Comisión Trilateral y otros agentes sospechosos de encarnar al Gobierno Mundial Único. El siguiente paso seguramente sería entregarse al Imperio Galáctico. No hay muro que pudiera detener a los extraterrestres; más bien tendría que ser un cascarón que cubriera a todo el planeta. “El día que se detuvo la Tierra” era tanto una advertencia como una distracción. Con razón hay tantas luces extrañas en el cielo.

Eso es lo que aseguran los temas perdurables de la literatura de la paranoia. Desde un principio, se dijo que los amos secretos del mundo poseían poderes extraordinarios, sobrenaturales y casi científicos. En el siglo XVIII, por ejemplo, uno de esos poderes era el mesmerismo, que después dejó su lugar a la telepatía y ahora al control de las mentes mediante las ondas de los teléfonos celulares y las estelas químicas, esos vapores despedidos por los aviones para dominar a la población y probablemente lanzados desde el Área 51.

El verdadero certificado de nacimiento del presidente Barack Obama podría estar ahí, junto con los mensajes de correo electrónico que revelan el fraude del cambio climático y cerca de la sala refrigerada donde se mantiene vivo a John F. Kennedy, conectado a electrodos, mejorado robóticamente y listo para tomar el poder algún día, como el primer presidente biónico.

Es fácil dejarse llevar, pues nuestro cerebro reptiliano alimenta a nuestro encéfalo cibernético cuando sentimos que las piezas del rompecabezas encajan unas con otras. Los seguidores de Lyndon LaRouche, el teórico de la conspiración de talla mundial que periódicamente se presenta como candidato a la presidencia de Estados Unidos, propone una visión del mundo erudita aunque rajada, en la que hay conspiradores como Aristóteles, John Maynard Keynes, Werner Heisenberg y Timothy Leary. Todos ellos, vinculados con una lógica interna que, para sus fieles creyentes, tiene tanto sentido que da miedo.

Se necesitan grandes facultades mentales para construir estas complejidades, por muy locas que parezcan. Los teóricos de la conspiración no son personas tontas. Quizá si hubieran tomado otro camino en la vida, algunos de ellos serían magníficos físicos y estudiarían la teoría de las súper cuerdas.

“Si algo tiene la erudición paranoica avanzada es que es coherente”, señaló Hofstadter en “El estilo paranoico de la política estadounidense”. “De hecho, la mente paranoica es mucho más coherente que el mundo real.”

Otros estudiosos han encontrado que los adherentes de una teoría de la conspiración tienen propensión a creer en otras. Son buenos para encontrar relaciones ... quizá demasiado buenos. Quizá el fenómeno sea neurológico, y las sinapsis están agrupadas en forma tan densa que el cerebro llega a ver más orden del que puede existir afuera.

Por supuesto, hay motivos razonables para creer en la vida extraterrestre. La semana pasada, por ejemplo, se informó del descubrimiento de más de 1,200 planetas. Una fracción de ellos podría albergar vida. Y una fracción de esa fracción podría haber producido criaturas inteligentes. Al explorar el universo, algunas de esas criaturas quizá le echaron un vistazo a la Tierra e incluso aterrizaron en ella para explorarla. Pero también es probable que no haya sido así.

Si Clinton es seria y efectivamente da a conocer los archivos del Área 51 _ aquellos, advirtió, que no comprometieran la seguridad del país _ el resultado probablemente sería decepcionante. Lo cual, a su vez, alimentaría más teorías de la conspiración.

Escrito en León el

AManece León

Mantente al día con las últimas noticias de León, suscríbete gratis con tu correo

Amanece Le�n