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Contaminación en India trae uso de cubrebocas extravagante

Conforme aire empeora, Nueva Delhi recurre a mascarillas& mientras más llamativas, mejor.

Escrito en León el
Contaminación en India trae uso de cubrebocas extravagante

Los alumnos del jardín de niños ya no sólo visten los suéteres conforme van saliendo de sus aulas y llegando a los céspedes de la Escuela de la Embajada Estadounidense en la ciudad capital de India.

 

Ellos también usan mascarillas.

 

La escuela no exige que los estudiantes usen mascarillas para filtrar el aire y protegerse del contaminado aire aquí, el peor en el mundo, con base en el estimado de la Organización Mundial de Salud. Sin embargo, eso ha creado lo que su director llama una "cultura de aceptación" en torno a usarlas.

 

Ayuda que éstas vengan en salvajes impresos, hechos por una empresa de San Francisco, muchas con tela de colecciones de primavera y verano de este año de un prominente diseñador de moda india, Manish Arora. La madriguera del tigre, la tienda del campus, ha vendido 800 tan sólo en este año escolar.

 

Con expatriados e indios conscientes de su salud a la cabeza, residentes del área metropolitana de Delhi con sus 25 millones de personas finalmente están aplicando medidas para protegerse de la atmósfera de amenaza para la salud, como ya han hecho personas en Beijing y algunas otras ciudades asiáticas fuertemente contaminadas.

 

Nueva Delhi ha estado cubierta de smog largamente, pero las inquietudes escalaron a comienzos de 2014, cuando el estudio de la OMS calificó a Nueva Delhi como la peor. Después, la Embajada de EU aquí empezó a compartir públicamente sus datos de contaminación del aire. Un consejo gubernamental de contaminación incrementó sus esfuerzos por medir e informar de sus hallazgos de manera consistente.

 

"El catalizador fueron los datos que se volvieron disponibles", dijo Paul Chmelik, el director de la escuela americana.

 

La Escuela Shri Ram, privada y de élite, canceló el día de deportes este verano porque se consideraba insegura la actividad intensa en aire tan contaminado. La Suprema Corte de Delhi le pidió al gobierno que emprendiera acciones para mejorar el aire, diciéndole que la vida en Nueva Delhi era como "vivir en una cámara de gases".

 

En enero, el gobierno restringió los automóviles particulares en Nueva Delhi para alternar días durante una prueba de dos semanas. Para sorpresa general, los motoristas de la ciudad, famosos por anárquicos, siguieron efectivamente el plan. El gobierno planea repetir las reglas de manejo en abril.

 

Purificadores de aire, de 50 a 1,000 dólares, han estado volando de los anaqueles. Un empresario indio ha estado vendiendo más mascarillas de aire de diseñador de alto nivel en el mercado Khan, entre las áreas más caras de ventas al menudeo en el mundo.

 

Cuando el propietario de la tienda, Jai Dhar Gupta, empezó a vender las mascarillas en enero de 2015, estimó que vendería alrededor de 10,000 al año. Vendió esa suma en nueve días.

 

Nuevo ciudadano de Nueva Delhi que solía ser dueño de un centro de atención telefónica en San Francisco, Gupta desarrolló una seria enfermedad respiratoria mientras entrenaba para una maratón en 2014, y sólo se recuperó después de que empezó a usar una máscara de filtrado de aire hecho por Vogmask. Él se volvió el distribuidor indio de la empresa hace un año.

 

Dice que este invierno ha estado vendiendo de 500 a 700 máscaras al día de dos tiendas al menudeo en el área de Nueva Delhi, así como la tienda escolar y un sitio en internet.

 

Las mascarillas, si se usan de manera apropiada, filtran 99 por ciento de las partículas en el aire y están certificadas como equipamiento personal de protección por dependencias de los gobiernos de China y Corea del Sur, con base en la empresa.

 

Vogmask ha estado manufacturando las mascarillas en Corea del Sur desde 2012, y planea empezar a hacerlas en India este año. Reusables y hechas de una tela patentada, se venden al menudeo en alrededor de 35 dólares, precio que está fuera del alcance de la mayoría de los indios.

 

Empresas extranjeras y organizaciones sin fines de lucro estuvieron entre los que primero las adoptaron. La oficina de la Cruz Roja en nueva Delhi compró mascarillas para todos sus empleados este invierno. Asbid Malik, quien trabaja aquí, usa su máscara cuando sale a trotar.

 

"Antes de usarla, solía toser todo el tiempo", dijo. "Ahora me siento mejor.

 

Surendra Singh, de 49 años de edad, recibió una mascarilla de filtrado cuando su empresa sin fines de lucro las distribuyó entre sus 30 empleados este invierno. "Todos estábamos en pánico con respecto al aire", destacó.

 

Él pidió la mascarilla negra con dos filtros de aire, que era anunciada como el mejor diseño para gente activa, y la usa durante su trayecto en tres autobuses.

 

En una lluviosa mañana del mes pasado, él fue el único en el autobús con la nariz y boca cubiertas. Esto lo hizo centro de intensa curiosidad e inquietud entre pasajeros, quienes ampliamente siguen viendo con recelo las máscaras.

 

Cuando les preguntaron por qué le clavaban la mirada a él, la mayoría de la gente dijo temer que él estuviera enfermo, quizá de tuberculosis. Otros dijeron sospechar que tenía una enfermedad mental.

 

"¿Está loco para usar la máscara?" preguntó una peinadora de 24 años de edad, Sonu Kumar.

 

Conforme Singh bajaba del autobús y empezaba a caminar en la llovizna matutina a través de un puente peatonal hacia su oficina, un estudiante de 21 años, de nombre Liaqat Ali, estaba en un círculo con docenas de pasajeros bajo el refugio del autobús, siguiéndolo con la mirada clavada.

 

"Creo que, quizá, él está tan enfermo que morirá si no usa esa máscara", dijo Ali.

 

Esa actitud ha restringido las ventas en India, dice la cofundadora de Vogmask, Wendover Brown. Sus ventas en China son cuatro veces mayores.

 

En la Escuela Americana, la administración ha llevado a cabo foros para discutir la contaminación, creado un comité para el desarrollo de un plan de acción y pedido a la tienda del campus que tenga inventario de máscaras.

 

Hace un año, quienes las usaban eran una minoría en la escuela, pero ahora la mayoría de los alumnos las usa, dice un padre de familia, Aurelia Driver.

 

Ella envía a sus hijos a la escuela con mascarillas en la cara, pegadas con bandas elásticas para que éstas puedan colgar de sus cuellos cuando estén en interiores.

 

Lo que empezó como una sombría necesidad se ha convertido para muchos niños algo similar a un accesorio de moda, dijo. "Tener algo divertido y cool lo convierte en algo que los chicos quieren vestir", dijo. Otra madre dijo que ella las había comprado para sus hijas después de que hubieran suplicado por ellas, argumentando que todos los demás niños las tenían.

 

La escuela ya instituyó una política en contra de que los alumnos hagan actividad aeróbica sin usar mascarillas de protección cuando los niveles de partículas suspendidas alcanzan el rango peligroso.

 

Eso llevó al equipo de futbol de preparatoria a solicitar este mes mascarillas para todo el equipo.

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AManece León

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