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Diversifican paternidad

Con roles distintos en la sociedad, cinco papás tienen en común el desmedido amor que sienten por sus hijos.

Escrito en León el
Diversifican paternidad

En México hay 797 mil familias en las que el papá saca adelante solo a sus hijos.

De acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), el 18.5% del total de hogares familiares son monoparentales (que sólo hay hombre o mujer), de esos el 84% son encabezados por mujeres y el 16% por hombres. 

De esos 797 mil, son separados o divorciados 259 mil hombres que crían solos a sus hijos; 495 mil son viudos y 42 mil son padres solteros. 

Hoy se celebra el Día del Padre en más de 70 países del mundo, de acuerdo al INEGI en México hay 19 millones de papás.

Según datos oficiales en Guanajuato en el 72% de las familias los papás son los jefes de los hogares.

En cada uno de estos hogares se viven historias de orgullo, de amor, de superación y de lucha contra la adversidad. Estas son una muestra.

›› Policía, padre y superhéroe

En la Policía Municipal Fernando Rodríguez Montiel es suboficial comandante, en casa es el papá que aprovecha los descansos para ser el primero en levantarse y preparar y servir el desayuno.

Padre cariñoso, que disfruta cada milésima de segundo con sus hijos, sabe que ser policía es un trabajo de riesgo y que no puede dejar pasar ningún momento con ellos.

“En este trabajo uno tiene experiencias peligrosas y se piensa en todo, se piensa que eres tú el que está arriesgándolo y te pasa todo tan rápido por la cabeza, como casete... pienso en mis hijos, mi familia y en lo que pudiera pasarles si no estoy”, dijo.

Al primer año de ser policía, Fernando Rodríguez vivió la satisfacción de ser padre con la llegada de su hijo que hoy tiene 14 años.

Es guía y ejemplo para un adolescente de 14 años, de carácter fuerte; para una niña seria y sencilla de 12, y para el más pequeño, de 7 años, que no para de jugar.

Serio, responsable pero con el corazón lleno del amor que sus tres hijos le dan día con día.

Fernando ha brindado 15 años de su vida a dar seguridad a los leoneses, a enseñar a las nuevas generaciones cómo es el trabajo de un policía.

Pero en casa, desde hace 14 años ha sabido dar su lado más tierno y amoroso.

“Ellos están muy orgullosos de mí, ellos dicen que soy el superhéroe porque siempre que se les atora algo yo hago lo que sea para resolverlo y siempre ayudo, aunque a veces no sepa tengo que decir que lo sé e intentarlo porque soy su ejemplo”, platicó orgulloso el suboficial.

Aunque en ocasiones se ha perdido de reuniones familiares, este Día del Padre será la excepción porque hoy Fernando disfrutará del día libre festejando con sus hijos y esposa.

“Padre es el que se encarga de sacar adelante a la familia, el que los cría y el que está siempre con ellos. Me siento muy orgulloso de mis hijos, de ser padre y de ser policía”.

››  Da ejemplo de dedicación 

Apoyado en una muleta, pero con muchas ganas de trabajar, Alberto Hernández desde las 5 de la mañana barre las calles para sostener a su familia.

Con un brazo detiene la muleta, con el otro barre y deja limpios los frentes de las casas.

La pierna izquierda no le funciona desde que tenía 4 años, hace más de cinco décadas.

Ocho de sus 11 hijos ya no dependen de él, pero sí los tres más pequeños que están en primaria.

Alberto vive en la colonia Santa Clara y desde ahí, con algunas dificultades, se desplaza a Prados Verdes o León Moderno para trabajar. 

“Ya ando con las muletas, pero me aventé buen tiempo a rastras... antes me prestaban un triciclo y lo quería comprar pero no me ajustó, lo tuve que regresar. 

“Ahí cargaba las escobas y la escalera porque también soy jardinero. Mi esposa anda conmigo trabajando, también barre calles... cómo nos hace falta uno”, agregó. 

Para él su alegría más grande es ser padre, pero también ha sufrido mucho dolor por el asesinato de uno de sus hijos.

“Me mataron uno casi a la entrada de la colonia, va a cumplir un año. Según ya traen la foto del que lo mató pero no lo han agarrado, lo mataron por cuestión de futbol; días antes lo amenazaron pero no le tomó importancia, porque no era de pleito mi chavo”, platicó.

›› Deja casa y trabajo para resguardar a sus hijos

Desde hace dos años Rodolfo Guadarrama Noriega lucha por la seguridad de sus tres hijos.

Hoy con 13, 11 y 10 años, respectivamente, los mantiene escondidos, en otro estado, para que no vuelvan a sufrir de violencia de su mamá, aseguró.

En 2013 él se dio cuenta de que ella los maltrataba, según dijo.

En mayo de ese año interpuso una demanda de divorcio en la que pedía la custodia de los niños; en junio fue la primera audiencia, los menores fueron llevados a declarar ante la juez primero de civil, Ofelia Aldaco Frausto, pero ellos, aseguró, decidieron quedarse con la mamá bajo amenazas.

Solicitó otra audiencia, que no le fue concedida, a pesar de que cuatro testigos avalaron que eran sometidos a violencia.

También presentó la declaración de un médico forense de la Procuraduría de Justicia, y dos médicos particulares ratificaron las agresiones; mostró además un audio en el que se escuchaban gritos de uno de los niños.

No ha logrado que le den la custodia ni que se permita que los niños declaren de nuevo.

“No me daba cuenta de los hechos porque me la pasaba trabajando y confiaba en que su mamá los cuidaba. Notaba que había muchos accidentes extraños pero todo se justificaba con caídas”, dijo.

Rodolfo un día recibió una llamada de uno de sus hijos. “Me decía que los golpeaban, inmediatamente fui acompañado de la Policía y aún así no pudieron hacer nada”, aseguró.

Al siguiente día los llevó ante las autoridades, el mayor fue examinado por una doctora forense que le encontró siete moretones y quemaduras de cigarro. 

“Pedí a la médico forense ir a declarar al Juzgado y se tardó casi un año, evitó por todos lo medios ir, al final fue y ratificó su examen médico pero las fotos desaparecieron”, comentó.

Rodolfo aseguró que uno de los pequeños tenía quemaduras en sus genitales, y esto quedó también asentado ante los jueces.

En 2014 decidió dejar su trabajo y dedicarse por completo a sus hijos y se los llevó a vivir con él.

“Me los querían quitar, y a pesar de que pedimos un amparo para solicitar que los niños fueran escuchados por la juez nuevamente en un contexto de seguridad para ellos, la juez decidió en ese momento que no quería volverlos a escuchar. Yo insistía en el amparo”, señaló.

Añadió que los niños recibieron asistencia de una sicóloga por un año y medio.

“La juez por el lado del civil me ha exigido que lleve a los niños y nombró una tutriz del DIF que resulta ser amiga de la mamá de mis niños.

“Indefenso ante esta situación, no salíamos a ningún lado, hasta que encontraron la casa donde vivíamos y coincidió que no estábamos ahí...  así que tuvimos que salir del estado”, mencionó.

Rodolfo Guadarrama aseguró que su caso ha sido atendido por tres jueces mujeres: la primera nunca permitió que los niños declararan, la segunda tuvo el caso un mes y la tercera no ha leído las declaraciones.

“Las mujeres han sido defendidas correctamente durante estos últimos años, pero se ha llevado a un extremo, pienso que las jueces no han hecho el trabajo correctamente, siguen manejándose su preferencia de género sobre las decisiones que deberían tomar apegadas a la ley”, dijo.

Ahora, dijo, sus hijos son felices gracias a que no están en León; los niños no acuden a la escuela, reciben clases particulares y practican deportes.

›› Prodigan dos papás todo su amor a Farah

El deseo de ser papás motivó a Ricardo Gallardo y a Julio César Ofarrell a recurrir a la inseminación artificial.

Antes pensaron en adoptar un bebé, pero al ver que el proceso es muy complicado platicaron su anhelo a una amiga y ella se ofreció a prestar su vientre.

A 10 años de ser novios, Ricardo y Julio César se casaron el 22 de noviembre de 2014 ante la Iglesia Metropolitana, y el 17 de enero del año pasado se casaron por el civil gracias a un amparo.

Tardaron en tomar la decisión de ser padres porque temían la reacción de la sociedad, pero siempre tuvieron presente que no debían permitir la discriminación.

Convencidos de tener valores morales y madurez suficiente para dar el paso, su hija Farah nació el 15 de diciembre pasado, y muy pronto será bautizada en la misma iglesia en que ellos se casaron.

“Nuestra chaparra ha estado con nosotros desde que nació, nos hacemos cargo al 100% de ella, la niña tiene nuestros apellidos y es una bebé feliz, siempre sonríe a todo el mundo”, contó Ricardo Gallardo.

Hasta hoy, no han tenido problemas de cuestiones legales, ni se han visto rodeados por la discriminación, al contrario, dijeron que la niña es bien aceptada en el estado de Guanajuato e incluso la nombraran sobrina de su comunidad.

“Son detalles bonitos, siempre nos hacen llegar comentarios buenos, no tenemos quejas. Cuando decidimos tener a nuestra hija no pensamos si la gente la iba a querer o no, tuvimos claro que con nuestro cariño y amor serían suficientes”, señaló Gallardo.

Compartió que son una familia como cualquier otra, aunque quizá algunas personas no están de acuerdo con ellos pero eso no les preocupa.

“Nuestras días y noches son como las de cualquier otro papá, ambos tenemos el mismo rol, le cambiamos el pañal a Farah, le damos su leche, la llevamos al pediatra... ya pronto le comenzaremos a dar sus papillas y esperamos con ansias que empiece a caminar. Todo ha sido muy reconfortante”, platicó.

Declaró que se ha estereotipado que una familia debe estar encabezada por papá y mamá, pero ellos consideran que “la familia no tiene nada que ver con los integrantes sino con la calidad de amor y las personas que tenemos a nuestro lado”.

“La gente sigue con la creencia de que si una pareja homosexual cría a un niño, éste se volverá también homosexual, pero es ilógico porque los homosexuales nacimos de heterosexuales”.

Julio y Ricardo no piden “tolerancia” ni que la sociedad los acepte, sólo piden y exigen respeto.

›› Rompe paradigmas 

La receta para ser un buen padre no siempre está escrita en los parámetros convencionales del modelo de crianza.

José Moreno tiene tres hijas producto de su relación con su ex esposa, de quien se divorció porque se dio cuenta de que prefería la compañía de los hombres.

Antes del divorcio la relación iba mal; llevaban nueve años casados y no se entendían, sus hijas estaban en un ambiente de discusiones, malentendidos y hostilidad.

Cuando José confesó sus preferencias sexuales, empeoró la situación; se enfrentó al rechazo de sus hijas, y por cuatro años no recibió una sola palabra de ellas.

Se sintió devastado, cayó en depresión y trató de buscar a sus hijas por distintos medios, pero no hubo respuesta.

“Cuando se enteraron de que era gay hubo un rechazo, nos distanciamos por cuatro años, pero jamás dejas de querer a tus hijos; como padre no puedes deshacerte de ese cariño, son parte fundamental en mi vida, por eso no podía aceptar no verlas”.

Por cuatro años estuvo presente económicamente, aunque no se le permitía verlas.

“Hasta después fue que me aceptaron, mi hija la mayor se iba a casar y comencé a acercarme más, hasta que logré que me quisieran de nuevo y me aceptaran.

“Los hijos siempre tienen un recelo de aceptar, por dogmas sociales, la idea de tener un padre gay, el trabajo de padre se complica pero el amor de padre sale a flote”.

Después del acercamiento, la convivencia con sus hijas mejoró hasta el punto en el que dos de ellas prefirieron vivir con él y con Carlos, su nueva pareja sentimental.

José considera que las parejas gay pueden crear un buen ambiente de estabilidad para sus hijos, dado que una familia homoparental o heterosexual no condiciona la buena crianza de los hijos.

“Tuve un novio con el que vivía y dos de mis hijas estuvieron viviendo con nosotros, vivíamos juntos, fue por dos años aunque las cosas mejoraron mucho”, dijo.

“Tener una relación con personas del mismo sexo y tener la crianza de niños a cargo puede ser igual o mejor que la crianza de hijos con parejas heterosexuales, mis hijas tenían mucha confianza conmigo y mi pareja, siempre llegando a casa ellas sabían que tenían un espacio de confianza y respeto, ellas mismas lo consideraban un hogar con mucha estabilidad”, agregó

La capacidad de crianza de un hijo no tiene que ver con llevar una relación heterosexual o homosexual, hay relaciones heterosexuales que se desentienden de los hijos, los maltratan o los olvidan, indicó .

Hoy las hijas de José ya están casadas, pero se reúnen una o dos veces por semana.

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AManece León

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