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Papa debe reanimar el catolicismo europeo

Su Santidad encara una larga lista de tareas difíciles. Especialmente reanimar la fe en un continente donde el escándalo de los abusos sexuales ha cau

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La iglesia está construida con vigas de acero oxidadas, separadas por espacios vacíos, pero su belleza austera le valió un premio internacional de arquitectura. La soledad que transmite la obra intenta reflejar la situación del catolicismo en Europa, donde mucha gente sigue un estilo de vida laico y gran cantidad de iglesias se encuentran semivacías.

El papa Francisco encara una larga lista de tareas difíciles, y una de ellas es reanimar el catolicismo en el viejo continente. El pontífice ha comenzado bien su reinado, con encanto y humildad, y con llamados a proteger el medio ambiente y ayudar a los pobres.

Pero rescatar la fe no será fácil en un continente donde la mayoría de la gente sigue un estilo de vida laico, donde el escándalo de los abusos sexuales por parte de sacerdotes ha causado escozor y donde las posiciones ultraconservadoras de la Iglesia en torno a anticoncepción, la ordenación de mujeres y el celibato de los curas han alienado a buena parte del público.

"No habrá soluciones milagrosas para el papa", declaró Rik Torfs, un senador belga y profesor de leyes canónigas en la Universidad de Leuven.

En gran parte de Europa, las iglesias vacías ofrecen un panorama disonante pues hace no mucho la casa de oración era el punto de referencia para cualquier poblado. Incluso en Italia, donde se encuentra el Vaticano, ser católico ha pasado a ser más una expresión cultural que religiosa. Francia e Irlanda, tradicionalmente católicos, también se están alejando del catolicismo. Incluso en Polonia, donde la fe católica está firmemente arraigada y lugar de origen del papa Juan Pablo II, el fervor católico está comenzando a menguar.

"La estructura de la Iglesia se ha debilitado, tanto estadística como intelectualmente", sostuvo Torfs.

Prueba de este declive se puede encontrar en la misma París, donde la famosa Catedral de Notre Dame celebra este año su 850mo aniversario.

En el día en que Francisco asumió el trono, había en la catedral miles de turistas y menos de 200 feligreses, a pesar de que la ceremonia en la Plaza de San Pedro estaba siendo televisada en vivo desde dentro del edificio.

Un total de 13 millones de personas visitan la catedral de Notre Dame cada año, lo que genera enormes colas para entrar. Pero incluso el sitio de internet de la catedral se destaca que para quienes quieran asistir a misa, no hay casi tiempo de espera.

Otra muestra de la tendencia hacia el laicismo es que muchas iglesias se han convertido en restaurantes o tiendas, y algunas incluso han sido demolidas, con lo que el lugar ejerce ahora funciones jamás soñadas por los diseñadores originales.

En Gante, en Bélgica, lo que era antes una capilla es ahora una tienda de ropa para mujeres. Al otro lado de la frontera en Maastricht, Holanda, la otrora iglesia de dominicanos es hoy una de las librerías más distinguidas de Europa. En esa misma ciudad, una iglesia gótica del siglo XV es ahora parte de un hotel exclusivo.

Para el arquitecto Pieterjan Gijs, la situación del catolicismo en Europa sirvió de inspiración para construir una iglesia transparente.

Construida con las dimensiones de una iglesia de verdad, la obra de arte en Borgloon, Bélgica, permite al espectador ver todos sus ángulos, y la transparencia de la obra le confiere cierta belleza y profundidad filosófica. En el 2012, la construcción ganó el premio de mejor edificio religioso del cibersitio Arch Daily.

"Cada vez más las iglesias están vacías y en ese sentido, la obra refleja esa situación", comentó Gijs, de la firma arquitectónica Gijs Van Vaerenbergh.

En la obra se puede ver la iglesia de San Odulfo en Borgloon, cuyos orígenes se remontan a casi mil años atrás, y que hoy en día se encuentra deteriorada.

Adentro, 12 velas simbolizan los bautizos que han tenido lugar en casi año y medio, una cantidad ínfima si se considera que la iglesia le sirve a un área de unos 10.000 habitantes. En contraste, 17 cruces son evidencia de la cantidad de entierros que ha habido en los últimos cuatro meses, lo que demuestra cómo va menguando la feligresía sin el ingreso de nuevas almas.

Maria Vrancken, quien recuerda cómo iba a la iglesia todos los días cuando era niña, hoy no ve tanta gente en la misa en la iglesia de San Odulfo. "No, sólo para funerales e incluso para ellos depende de quién está siendo sepultado".

Las cifras confirman la opinión de Vrancken.

Los números más recientes arrojados por Marc Hooghe, profesor de la Universidad de Leuven, muestran que los bautizos en Bélgica disminuyeron de 93,6% de los nacimientos en 1967 a 57,6% en el 2009. La disminución de los matrimonios religiosos fue aun más pronunciada: del 86,1% al 26,2% en ese mismo periodo. La asistencia a los servicios religiosos disminuyó de 43% a 5%.

El Centro de Investigaciones Pew hizo un sondeo de las tendencias religiosas en Francia, Alemania, Italia y España durante el papado de Benedicto XVI y halló que fue escasa la asistencia a los centros de oración a pesar de que se trata de los cuatro países con las mayores poblaciones católicas de Europa Occidental.

"En los cuatro países, son minoría los católicos que mencionan la religión como algo importante en sus vidas", dice el estudio, enfatizando que el porcentaje en Francia es incluso de apenas 15%. La asistencia a misa sigue bajando. Entre los católicos de España, bajó de 31% a 24% entre el 2009 y el 2011, y en Alemania, el país de origen de Benedicto, disminuyó de 23% a 16% en ese mismo lapso. La asistencia a misa en Francia declinó de un bajísimo 10% a un nivel más bajo aun: 9%. Pew dijo que no recabó cifras de asistencia a misa en Italia.

Tal declive ha afectado el rol de la Iglesia en la sociedad, su influencia política y su solidez interna. "Hubo un cortocircuito entre la Iglesia y el mundo contemporáneo. La Iglesia ya no tiene la estructura que tenía hace unas décadas", comentó Torfs. "Se ha debilitado más de lo que la gente pensaba, es peor".

Según Vrancken, en Borgloon, quedan sólo dos curas para 13 iglesias pequeñas en los alrededores de ese pequeño poblado belga.

"Hay algunos curas retirados que vienen a ayudar de vez en cuando", comentó Vrancken. "Dicen que la gente debe ir a misa, pero casi que ni se puede porque casi no ofician misa ya".

Nuevamente, las cifras le dan la razón. La diócesis que abarca Borgloon tenía 843 curas diocesanos en 1967; en el 2009 la cifra fue de 335. Para toda Bélgica, la cantidad de curas disminuyó de 10.087 a 3.659 en ese mismo período.

Pero la disminución no es sólo de cantidad sino también de calidad, dijo Torfs.

"El gran problema para la Iglesia es encontrar gente que pueda manejarse en este mundo y defender sus posiciones, curas que puedan encarar al mundo externo con suficiente entereza".

Aun así, la figura del nuevo papa hará una gran diferencia y el papa Francisco ha empezado con buen pie, opinó Torfs.

"Por primera vez en muchas décadas, tenemos un papa que tiene una visión distinta del mundo, es algo que no hemos tenido en mucho tiempo".

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