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'Acorralan' a la solitaria

La Taenia solium es considerado uno de los parásitos del humano más difíciles de combatir.

Escrito en Opinión el

La Taenia solium, mejor conocida como solitaria, es considerado uno de los parásitos del humano más difíciles de combatir debido a que se ha adaptado tanto a su hospedero que al morir se descompone e intoxica el sitio donde se encuentra.
Un equipo de 21 investigadores del Instituto de Biotecnología de la UNAM, encabezado por el doctor Alejandro Garcíarrubio, ha descifrado su genoma, lo cual permitirá encontrar nuevas formas de combatirla sin afectar al ser humano.
"Empezamos a trabajar con Taenia hace como siete años, hubo una convocatoria para proyectos de gran dimensión y este fue el de biología que ganó", recuerda Garcíarrubio. "Ahora tenemos una buena radiografía de la solitaria que podemos revisar para encontrar medicamentos que hagan más fácil combatirla o mejor que eso, vacunas que impidan la infección".
Hasta hace unos años, se había identificado sólo una veintena de los genes que forman a este parásito, de los cuales la mayoría habían sido reportados por científicos mexicanos. Hoy, gracias a técnicas modernas de secuenciación, se sabe que la Taenia tiene 12 mil genes, de los cuales mil son exclusivos de T. solium, la variante que afecta al humano.
Para saber esto, el equipo mexicano trabajó en conjunto con especialistas del Wellcome Trust Sanger Institute, de Gran Bretaña; la University of Würzburg, de Alemania; y el Instituto de Genómica de Beijing, China, los cuales han secuenciado tres variantes más de esta familia: Echinococcus multilocularis; E. granulosus y el modelo de laboratorio Hymenolepis microstoma.
México y sus investigadores son líderes en el mundo en el estudio de Taenia solium, y ahora el tipo de información generada de la secuenciación y la comparación con las variantes del parásito, recientemente publicado en la revista Nature, permiten tener una mejor idea de cómo combatirla.
"Más que genes, lo que identificamos son categorías de genes, en algunos casos se ha visto que son importantes en otros parásitos para atacar al huésped, están las proteínas que producen antioxidantes, porque parte del armamento que usa nuestro organismo para combatir son radicales de oxígeno, que 'quemarían' al parásito", señala el especialista.
"Hay proteínas que se parecen a las del humano y que el parásito tiene en su superficie o libera al medio ambiente, es como un intento del parásito por disfrazarse de humano".
Los investigadores también identificaron grupos de proteínas que tienden a tener modificaciones con azúcares similares a las del humano, y genes que se relacionan con el funcionamiento básico de la célula.
"Estas serían buenos blancos para fármacos, pues queremos destruir una función que sea esencial para el parásito pero que no haya posibilidad de daño a las células del humano", comentó.
Los investigadores esperan crear una vacuna contra T. solium que sea capaz de detectar toda una familia de proteínas, para que sea más eficiente y obstruya el camino del parásito en el cuerpo humano.
"Las vacunas que ha habido están dirigidas contra un solo miembro de la familia de proteínas aunque se lo quitemos al huésped todavía puede valerse de los otros que no fueron detectados por el sistema inmune. Una ventaja que ahora tenemos es ver qué cosa es común a toda una familia de proteínas y hacer un anticuerpo contra lo que sea común, no contra lo diferente", precisa.
Adicionalmente a la comparación entre los tipos de parásito, los especialistas están comparando T. solium de China o Perú en busca de variantes que les permitan explicar por qué la mexicana se va al cerebro, mientras la china al músculo.
"Las dos deben ser muy muy parecidas porque es la misma especie y las pocas diferencias que encontremos entre ambas son buenos candidatos a explicar por qué actúan diferente", señaló.
La buena noticia es que en México el problema va casi de salida, pues, según indicó Garcíarrubio, ya casi no hay infecciones del parásito adulto a humano y las personas que se encuentran actualmente con la infección la adquirieron hace 15 o 20 años.
"El problema aún es muy serio en las zonas tropicales de Asia y en África, donde, de hecho, no se manifiesta porque tienen otras enfermedades peores como
paludismo o el VIH", comenta.

Otros huéspedes que nadie quiere
Los niños que alojan parásitos en sus intestinos, de forma recurrente y prolongada, pueden tener un peso, altura e incluso un coeficiente intelectual menor que el de pequeños sanos, advierte Alfredo Morayta, presidente de la Asociación Mexicana de Infectología Pediátrica.
Explica que esto se debe a que estos microorganismos pueden causar deficiencias de vitaminas A, B6, B12 y minerales como hierro, calcio y magnesio, lo cual bloquea la absorción de nutrientes y deprime el sistema inmunológico.
Los adultos con parásitos pueden llegar a tener problemas para llevar a cabo sus responsabilidades laborales, debido a que el cerebro no responde de forma adecuada por la falta de nutrientes.
Estudiar, hacer cálculos o usar la memoria, son actividades que pueden ser difíciles para las personas que alojan parásitos en sus intestinos, agrega, por la cantidad de energía que requieren.
Morayta calcula que en México 7 de cada 10 personas pueden tener amibas, lombrices y otros parásitos, aunque la mayoría no presenta síntomas, por lo que desconoce su estado de salud y el alto riesgo de contagio hacia sus familiares y personas con quienes conviven a diario.

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